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El ser madre es una misión titánica, compleja, llena de escarpadas montañas y de profundos valles.
¿ Quién tiene un manual donde se diga cómo ser una buena madre?¿Dónde lo venden ?
Es algo que no se aprende, que no se enseña, que no se copia, que se trabaja día a día poniendo cada una lo mejor de sí para tratar de hacer el camino más llevadero. Vivimos en un mundo lleno de prisas, de mañanas apuradas, de calles tormentosas llenas de coches, de pitas, de voces apuradas, un mundo donde hay niños, adolescentes, jóvenes que son el futuro, que son la promesa de los que ahora estamos aquí y debemos volcarnos en hacer de estos niños/jóvenes una pirámide inmensa que se fortalezca cada día con bases sólidas y firmes.
Me parece , como madre que soy, que es un collar inmenso, gigantesco, lleno de cuentas pequeñas, preciosas , que hilvanamos cada día procurando que no se nos escape el hilo, que no se rompa, que no ceda bajo el peso de una cuenta mayor, sabiendo que corremos el riesgo de que pase, de que no podamos recuperar la hebra que tanto nos ha costado mantener continua.
El ser madre no se logra definir con palabras, no puede haberlas para algo tan inmenso y grande. Una vez trabajé con una mujer , madre igualmente, que me dijo que el mejor de los dulces de una bandeja que entrara a su casa ,era para ella y que sus hijos lo tenían muy claro, porque gracias a estar ella, estaban ellos allí. Me pareció en ese momento, algo egoísta, pensando en lo que me enseñaron desde pequeña: lo mejor para los demás; ya no pienso igual, tenía razón la madre que me lo dijo, tenemos que pensar que gracias a todas nuestras madres estamos aquí, porque ellas nos permitieron llegar y nos hicieron personas.
Cada día pido a Dios que me indique el camino, que me avise cuando cometo fallos, que me haga entender que dar lo mejor de mi, no significa que siempre voy a tener recompensas, estamos rodeados de egoísmo, de envidias, de una pérdida inmensa de valores que arrastran a la sociedad a no valorar ni respetar ni a hijos, ni a madres. Escuchamos cada día en las noticias que los hijos se rebelan contra los padres, que los hijos, agraden a profesores y compañeros y sabemos que detrás de esos hijos rebeldes hay en la mayoría de los casos, madres preocupadas, madres ejemplares que dan lo mejor de si para tener hijos encaminados en la sociedad , para ellas mismas pero la realidad nos roba cosas por el camino que algunas veces recuperamos y otras se quedan en el intento.
Sabiendo que nos desvivimos por nuestros hijos para que mañana se vayan y nos dejen, porque es ley de vida, porque nosotros también lo hicimos, amanecemos cada día con la satisfacción de ver que crecen, que se hacen mayores aunque eso signifique que a la par , también envejecemos nosotras.
¿ Qué pedimos a cambio? ¿Qué esperamos después de tanto trabajo diario?
Nos conformamos con ese diario beso sincero y llano, con ese abrazo fuerte que nos sorprende en un sofá, con esa confidencia rojiza que nos hace erizar porque nos recuerda que son hombres, que son mujeres, nos llenamos de orgullo con esas miradas soñadoras que prometen ser grandes personas, que prometen ser ellos mismos, únicos, irrepetibles.
Y es que ser madre se aprende cada día, cuando nuestros hijos nos enseñan, cuando nos preguntan, cuando siendo pequeños sabemos que necesitan de nuestros brazos para acunarlos sintiéndose seguros.
No hay manuales, no puede haberlos, no se llenarían nunca, serían interminables.
Cada día aprendo de los niños que me rodean, aprendo cosas que quizás en algún momento se me escaparon por los rincones; cada día aprendo de mis hijos que se puede cultivar cuando se siembra, que se puede esperar amor cuando se ha dado a manos llenas, cada día leo en sus ojos que ha valido la pena , que esta tarea ha sido en conjunto, que se puede seguir escalando sabiendo que la cima aunque quede lejos, espera por los que creemos que llegaremos a ella, como madres, como hijos……………………….
Magdalena……….
4 comentarios:
o sin palabras, exqusito con mucho cotenido.eres especial
que suerte tienes de ser madre y además de ser escritora, eres una gran cuentista.
Rosario
Qué sabias y maravillosas palabras. Bellas en su contenido y en su forma!. Siempre he sabido que mi amor por tí, más allá de los lazos familiares que nos unen, nace de lo especial que eres y la luz que transmites. Pero, ahora, cada persona que lea la profundidad de este artículo, te conocerá en toda tu dimensión. Me haces sentir orgullosa. Te quiero. Isabel.
Es precioso tu relato, pero no es sólo eso.Además sé que es verdadero, he tenido la suerte de contar siempre contigo, ocupando ese lugar de hermana mayor, pero sintiendo siempre tu protección y amor de madre. Cada día me siento más orgullosa de ti y de los sobrinos que me has dado la suerte de tener. Te quiero
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